Sábado, 24 de marzo
El
clima de Pekín es tan extremo como imprevisible. Mientras los pekineses te
comentan que este año el frío dura más de lo habitual, en la universidad los
radiadores ya no queman. Me explican que a partir del día 15 cortan la
calefacción en toda la ciudad porque se
entiende que ya estamos en primavera. Esta ley hiela mi sangre. Para mí está frío, y las casas, sin unas
horas de calor, se quedan gélidas. A medida que voy asimilando la mala noticia
comienzo a imaginarme sentada horas sobre la mesa, trabajando con el abrigo, la
bufanda y los guantes al mismo tiempo que haces avanzar las letras y pies y piernas se quedan sin circulación.
Afortunadamente un hecho inesperado hizo que la norma este año se atenuase y
que la calefacción fuese prorrogada por unos cuantos días más. Los suficientes para
que la primavera irrumpa en Pekín y arrastre el viento septentrional mongol.
Esta
noche decidimos salir por la zona de Hou Hai donde me informan de que hay bares
con música en directo. Vamos a uno de los locales y nos entretenemos escuchando
las notas que salen de las guitarras acompañadas del sabor absorto de unos
mojitos. Llaman especialmente mi
atención los gatos que duermen ajenos al ruido sobre los sofás. Si alguno de
ellos se despierta, mira a su alrededor, elige dueño, salta de un sofá a otro y
se va al encuentro de quien más le ha gustado con el deseo de echarse sobre sus
rodillas y ser acariciado.
Ellos
sí que representan la verdadera armonía china. Al salir, nos encontramos con
una grata sorpresa. Está nevando, y lo hace tan intensamente que todas las
calles están ya cubiertas.
El
paisaje de Hou Hai se ha transformado totalmente. Intentamos no resbalar a
través de la nieve y cuando dejamos la zona peatonal nos damos cuenta de que
apenas existe tráfico. ¿Podremos encontrar un taxi que nos lleve a la
universidad? Después de unos minutos de silencio absoluto, tenemos suerte y
aparece un coche amarillo con luz blanca y azul. En el camino de vuelta no dejo
de preguntarme si tendré o no calefacción en el apartamento. Cuando entro,
corro hacia los radiadores y siento su calor. Al menos, esta noche, dormiré plácidamente.